En demasiadas ocasiones las empresas no dan a la imagen corporativa la importancia que realmente se merece. Una simple tarjeta de presentación puede hacer que un cliente potencial se decante por uno mismo o, por el contrario, por su competidor.
Aquí os dejo un increíble ejemplo de una auténtica tarjeta de presentación, ya que realmente cumple este objetivo, presentar el servicio ofertado: Entrenador personal.
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